miércoles, 18 de mayo de 2016

los cuatro pilares de la educación

APRENDER A CONOCER
Consiste para cada persona en aprender a comprender el mundo que lo rodea, al menos suficientemente para vivir con dignidad, desarrollar sus capacidades profesionales y comunicarse con los demás. Como fin su justificación es el placer de comprender, de conocer y descubrir. Aunque el estudio sin aplicación inmediata esté cediendo terreno frente al predominio actual de los conocimientos útiles, la tendencia a prolongar la escolaridad e incrementar el tiempo libre debería permitir a un número cada vez mayor de adultos apreciar las bondades del conocimiento y de la investigación individual.
El incremento del saber, que permite comprender mejor las múltiples facetas de propio entorno, favorece el despertar de la curiosidad intelectual, estimula el sentido crítico y permite descifrar la realidad, adquiriendo al mismo tiempo una autonomía de juicio. Desde esa perspectiva, insistimos en ello, es fundamental que cada niño, dondequiera que esté, pueda acceder de manera adecuada al razonamiento científico y convertirse para toda la vida en un amigo de la ciencia. En los niveles de enseñanza secundaria y superior, la formación inicial debe proporcionar a todos los alumnos los instrumentos, conceptos y modos de referencia resultante del progreso científico y los paradigmas de la época.
Sin embargo, puesto que el conocimiento es múltiple e infinitamente evolutivo, resulta cada vez más útopico pretender conocerlo todo; por ello, más allá de la enseñanza básica, la idea de un saber omnisciente es ilusoria. Al mismo tiempo, la especialización, incluso en el caso de los futuros investigadores no debe excluir una cultura general. En nuestros días, una mente verdaderamente formada necesita una amplia cultura general. En nuestros días, una mente verdaderamente formada necesita una amplia cultura general y tener la posibilidad de estudiar a fondo un pequeño número de materias.

APRENDER A HACER
Aprender a conocer y aprender a hacer está, son en gran medida indisociables. Pero lo segundo está más estrechamente vinculado a la cuestión de la formación profesional: cómo enseñar al alumno a poner en practica sus conocimientos y, al mismo tiempo, cómo adaptar la enseñanza al futuro mercado de trabajo, cuya evolución no es totalmente previsible? La comisión procurará responder en particular a este último interrogante.
Al respecto, corresponde establecer una diferencia entre laa economías industriales, en las que predomina el trabajo asalariado, y las demás, en las que subsiste todavía de manera generalizada el trabajo independiente o ajeno al sector estructurado de la economía. En las sociedades basadas en el salario que se han desarrollado a lo largo del siglo XX conforme el modelo industrial, la situación del trabajo humanos por máquinas convierte a aquel en algo cada vez más inmaterial y acentúa el carácter cognitivo de las tareas, incluso envla industria, así como la importancia de los servicios de la actividad económica. Por lo demás, el futuro de esas economías está supeditado a su capacidad de transformar el progeso de los conocimientos en innovaciones generadoras de nuevos empleos y empresas. Así pues, ya no puede darse a la expresión aprender a hacer el significado simple que tenía cuando se trataba de preparar a alguien para una tarea material bien definida, para que participase en la fabricación de algo. Los aprendizajes deben, así pues, evolucionar y ya no pueden considerarse mera transmisión de prácticas más o menos rutinarias, aunque conserven un valor que no debemos desestimar.

APRENDER A VIVIR JUNTOS, APRENDER A VIVIR CON LOS DEMÁS
Sin duda, este aprendizaje constituye una de las principales empresas de la educación contempránea. Demasiado a menudo, la violencia que impera en el mundo contradice la esperanza que algunos habían depositado en el progreso de la humanidad. La historia humana aiempre ha aido conflictiva, pero hay elementos nuevos que acentúan el riesgo, en particular el extraordinario potencial de autodestrucción que la humanidad,misma ha creado durante el siglo XX. A través de los medios de comunicación, la opinión pública se convierte en observadora imponente, y hasta en rehen de quienes o mantienen vivos los conflictos. Hasta, el momento, la educación no ha podido hacer mucho para modificar esya situación. Sería posible concebir una educación que permitiera evitar los conflictos o sucionarli de, manera pacífica fomentanso el conocimiento de los demás, de sus culturas y espiritualidad.

APRENDER A SER
Desde su primera reunión, la Comisión ha reafirmado enérgicamente un principio fundamental: la educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual y espiritualidad.
Todos los seres humanos deben estar en condiciones en particular gracias a la educación recibida en su juventud, de dotarsede un pensamiento autónomo y crítico y de elaborar un juicio propio, para determinar por sí mismos que deben hacerclad diferentes circunstancias de la vida.
Este imperativo no es sólo de naturaleza individualista: la experiencia reciente demuestra que lo que pudiera parecer únicamente un modo de defensa del ser humano frente a un sistema alienante o percibido como hostil es también a veces mejor oportunidad de progreso para las sociedades. La diversidad de personalidades, la autonomía y el espíritu de iniciativa, e incluso el gusto por la provocación, son garantes de la creatividad y la innovación. Para disminuir la violencia contra los distintos flagelos que afectan a la sociedad, métodos inéditos, derivados de experiencias sobre el terreno, ha dado pruebas de su eficacia.





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